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Los objetivos más frecuentes de esta disciplina consisten en mejorar ventas, integrar nuevos equipo, gestionar equipos o mejorar las relaciones interpersonales, cuando se trata de Coaching Ejecutivo.

Definir bien los objetivos, potenciar la reflexión, es decir, la capacidad de auto-descubrimiento, elevar la conciencia, generar cambios, eliminar barreras y potenciar recursos que la persona tiene dentro y que no está usando. Estos los objetivos básicos del Coaching, una disciplina que, según John Whitmore, uno de los padres del Coaching europeo, consiste en ayudar a alguien a pensar por sí mismo, a encontrar sus respuestas, a descubrir dentro de sí su potencial, su camino al éxito… sea en los negocios, en las relaciones personales, en el arte, el deporte, el trabajo.
El punto estrella del Coaching, el colofón a todo lo anterior, es generar responsabilidad en la persona: “con esto que te has dado cuenta en la sesión, ¿qué vas a hacer?” y aquí sale la acción, como uno de los puntos clave del Coaching. No hay Coaching si no hay acción. La persona saca, gracias a la acción del Coach, toda su creatividad y se impulsa a “ser su mejor versión”. El Coaching está indicado para cualquier perfil, ya que cualquiera puede tener objetivos y sacar lo mejor de su potencial para lograrlos. Obviamente es más indicado para personas/perfiles que acepten poner mucha creatividad, asuman retos, estén dispuestos a cuestionarse y a hacer las cosas de modo diferente, etc. Los objetivos más frecuentes en Coaching ejecutivo son: mejorar ventas, integración en nuevos equipos o proyectos, promoción profesional, mejorar las relaciones interpersonales, gestionar al equipo, rediseño de carrera profesional, gestionar el tiempo, lograr equilibrio en la vida profesional y familiar, mejorar la comunicación, desarrollo del liderazgo, incrementar la capacidad del ejecutivo para gestionar y dirigir una organización (planificación, organización, control, visualización, desarrollo de los demás, etc.), eficacia emocional…
En cuanto a la empresa, cuando se trata de Coaching Ejecutivo están directamente relacionadas con las mejoras que logran sus directivos. Es decir, si una persona logra mejorar sus ventas, la mejora para la empresa es clarísima. Del mismo modo, si un jefe de producción, por ejemplo, logra mejorar en la gestión de su equipo, la producción se verá claramente mejorada en la empresa.
Por otro lado, existe también el Coaching Empresarial. En este caso, los objetivos que se suelen estar más relacionados con la expansión, estructuración organizativa, planificación estratégica, desarrollo de iniciativas de cambio, mejora del clima de trabajo, mayor satisfacción en el empleo, menos conflictos…
Coaching, ¿un arma contra la crisis?
En tiempo de crisis se hace más necesario el contar con profesionales que estén dispuestos a asumir cambios y sepan gestionar la incertidumbre. El Coaching es una disciplina que hace salir a la persona de su zona de comodidad y la impulsa a ser su mejor versión y dar lo mejor de sí mismo. Sin embargo, para una empresa en bancarrota, desde luego el Coaching no va a ser una solución milagrosa.
Podemos entender las bondades del Coaching con un ejemplo muy didáctico: las empresas son como barcos en alta mar. Muchos barcos están a merced de las olas, no han definido bien el puerto al que quieren llegar, ni tampoco están poniendo sus motores en pleno rendimiento. Cuando la mar está tranquila y sopla viento a favor, estos barcos disfrutan de la navegación. Quizás no lleguen al mejor puerto al que podrían llegar, pero llegan a algún puerto. Sin embargo, cuando viene la tempestad (y en los tiempos de crisis el viento arrecia y la tempestad nos abruma), sólo los buenos navegadores saben mantener firme el timón, marcar bien el puerto al que quieren llegar y desplegar o replegar las velas de manera que logren aprovechar los vientos para llegar a ese puerto. Y sólo los grandes navegantes saben optimizar y aprovechar en pleno rendimiento los motores y las prestaciones de un barco. En esta crisis, llegarán a buen puerto los buenos navegantes. Y el Coaching saca el gran patrón de navegación que todos llevamos dentro.
El proceso no es demasiado largo. La media de un proceso de Coaching suele estar entre 6-10 sesiones, y se suele hacer una sesión cada 10 ó 15 días (depende de la forma de trabajar del Coach). Por tanto, estamos hablando de una media de 3-5 meses. El primer paso consistirá siempre en plantearnos si estamos a gusto donde estamos, si todo está Ok, o si, por el contrario, queremos lograr algo, o hay algo que quisiéramos mejorar. A partir de ahí, hay que buscar un buen profesional y pasar a la acción. En cuanto a la inversión, las tarifas van a depender de cada profesional. A nivel orientativo, en la última encuesta E.M.C.E.2010 (Encuesta de Mercado de Coaching Ejecutivo en España 2010, de Jaime Bacás y Jorge Salinas), habla de que la tarifa promedio de una sesión de Coaching es de 230 €/sesión. Además, muchos coaches ofrecen también informes y herramientas de diagnóstico para facilitar la definición de objetivos.
Élida Peñalver,
Vicepresidenta de la Asociación Española de Coaching (ASESCO)