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Qué duda cabe que las nuevas tecnologías nos han cambiado la vida. En todos los aspectos: social, laboral, económico… Hace unas décadas ni siquiera existía Internet, pero hoy en día es impensable trabajar si nuestro ordenador no está conectado o resulta que por las incógnitas de la tecnología se “cae” nuestro servidor.
Ni siquiera ya es novedad el hecho de que el trabajo ya no sea concebido como un lugar físico, sino como una actividad que perfectamente puede desarrollarse incluso desde nuestro propio hogar. No existen fronteras. También las nuevas tecnologías son las responsables de la globalización, para bien y para mal.
Los grandes avances ya no nos permiten valorar los pequeños detalles a los que nos hemos habituado, pero resulta que “antes nadie tenía mando a distancia en la televisión y ahora es posible enviar órdenes a todos los electrodomésticos de nuestro hogar desde un dispositivo móvil, incluso desde cualquier parte del mundo”. De esto sabe mucho Antonio Núñez, experto en domótica y responsable de la empresa HomeFutura.
Por ejemplo, “es posible regular la intensidad de todas las luces que están a menos de tres metros de distancia de las ventanas, de manera que haya una regulación constante de la luz, dando mayor o menor intensidad. A medida que vaya descendiendo la luz natural, la lámpara va incrementando su iluminación”. En cuanto a la climatización podemos ir más allá, ya que donde más ahorro energético existe es en cuestión de temperatura, por ejemplo regulándola según la inclinación del sol. Posibilidades todas permitidas tanto en hogares como en empresas.
Estos son sólo algunos ejemplos de cómo las tecnologías nos facilitan la vida diaria. Pero, ¿qué hay de nuestra actividad empresarial? Podemos fijarnos, como modelo, en la llamada computación ubicua, que supone la integración de la informática en el entorno humano, de manera que el usuario podrá interactuar con chips informáticos para realizar sus tareas cotidianas dando órdenes únicamente con la voz. Será tan fácil como hablar con nuestro ordenador…
Internet, intranets, comercio electrónico… términos que han sentado las bases de una nueva manera de entender y llevar a cabo los negocios y, por consiguiente, una nueva manera de gestionar los recursos empresariales. En este sentido y, extrapolando el avance de las nuevas tecnologías a la Planificación de Recursos Empresariales (ERP), podemos asegurar que las tecnologías avanzan rápidamente buscando ser cada vez más flexibles e integrales. La conclusión final es que un ERP tiene que ser una de las herramientas más eficaces de cualquier empresa. Precisamente, ésa es la clave de JD Edwards, pues permite configurar la actividad de una empresa, sin importar su sector o envergadura, de modo único, para que pueda ofrecer un valor añadido a sus clientes.
Una herramienta que localiza, extrae, organiza, consolida y analiza toda la maraña de datos que esconde una empresa y lo convierte en información inteligible es, hoy en día, uno de los avances más importantes. Es la inteligencia de los negocios.